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Por: Paola Flores

Lucy, la hija de Stephen Hawking, uno de los científicos más brillantes de los últimos cincuenta años, viaja por el mundo para enamorar a los niños de la ciencia. Su idea es que si logramos que se interesen en la investigación y el debate científico, en unos años estos niños serán quienes, con información y pasión, guíen a un mejor mañana. 

¿Cómo logra Lucy Hawking que los niños se interesen en la astrofísica? Lo hace contando historias. Les explica qué pasaría si un niño se acercara a un agujero negro: “Se haría spaghetti”.

La divulgación de la ciencia se enfrenta a retos económicos, políticos, institucionales… Pero es también importante y necesario el reto de llevar a más personas la información que se genera en la investigación científica. 

Las publicaciones arbitradas van dirigidas exclusivamente a lectores que conocen y entienden esos temas. Pero la ciencia también interesa al público en general, el que consume noticieros, periódicos y busca información en Facebook y Twitter. La ciencia es importante para los niños que necesitan darle sentido al mundo en el que viven, y que no tienen incentivos para acercarse al conocimiento científico más allá de las clases en la escuela.

Para promover que un conocimiento tan técnico sea comprensible para quienes no tienen la especialización de una carrera científica, hace falta convertirlo en algo que se pueda entender.  

Lo primero que hay que lograr, es escapar de la maldición del conocimiento. Las personas juzgan lo que saben los demás a partir del conocimiento que ellas mismas tienen sobre cualquier tema. Es decir, asumimos que los demás entienden lo que decimos.  Y somos miopes al tratar de entender el nivel de conocimiento de quien nos lee o escucha. En la comunidad científica, la comunicación es especializada y en el entendido que se comparten términos que en si mismos podrían considerarse como un idioma propio. La especialización crea una barrera para comunicarse con personas fuera del ámbito científico

La divulgación científica fuera de los espacios dedicados a la ciencia, sufre de esta maldición. No es fácil traducir los conceptos especializados a alguien que no entiende el lenguaje o que no comparte el paradigma desde el que se comunica el conocimiento.

 ¿Cómo escapar a esta maldición que nos impide comunicar nuestras ideas? ¿Cómo lograr que los mensajes sean claros y comprensibles para alguien que no comparte el contexto? 

La respuesta es contar historias. Nuestro cerebro está hecho para escucharlas. Durante miles de años, la única forma de transmitir la cultura fue con historias porque tienen la capacidad de estimular todo el cerebro humano. Permiten que quien las escucha, experimente la información en lugar de consumirla, la entiende, recuerda y así la preserva.  

No es igual recibir estadísticas sobre la incidencia de cáncer infantil que ver el testimonio de un padre que cuenta cómo se le dificulta jugar con su hijo de tres años porque sabe que le queda poco tiempo de vida. Las personas que ven este video sienten empatía con el padre y están dispuestos a donar más dinero a la investigación oncológica que quienes sólo ven las estadísticas de incidencia de la enfermedad. Esto es parte de un estudio dirigido por Paul J. Zak, quien lleva años investigando lo que provocan las historias en el cerebro de las personas.  

La conclusión es simple: Las historias son poderosas porque tocan el cerebro y el corazón de quien las escucha. 

En las publicaciones científicas, también hay datos que sustentan cómo las investigaciones que incluyen historias reciben mayor difusión que aquellas que solo expresan datos duros. 

Existen numerosos estudios que explican cómo incorporar el storytelling (las historias) a la ciencia. Todas coinciden en que humanizar los contenidos, hablar de casos concretos y poner cara a los resultados, logra que los estudios tengan más lectores, más referencias, y más divulgación en los medios de comunicación

Las historias mueven las emociones, permiten dimensionar los problemas e imaginarlos con posibles soluciones a problemas reales. En la medida en que los científicos puedan acercarse a sus audiencias, el impacto de sus investigaciones será mayor en el corto y largo plazo. 

Llevar la ciencia a audiencias más numerosas es sencillo y permite que más personas se beneficien del conocimiento. Incluyendo a los futuros científicos a quienes Lucy Hawking enamora con historias. 

“Stories make it easier to understand the world. Stories are the only way we know to spread an idea“

Seth Godin 

Paola Flores Roa es líder de viaje en TRAMA COMUNICACIÓN, la primera consultora de storytelling en México. www.tramacomunicacion.com

 

Referencias:

Chabris, Christopher F, and Daniel J. Simons. The Invisible Gorilla: And Other Ways Our Intuitions Deceive Us. New York: Crown, 2010. Print.

Barraza JA1, Zak PJ, Empathy toward strangers triggers oxytocin release and subsequent generosity.. Ann N Y Acad Sci. 2009 Jun;1167:182-9. doi: 10.1111/j.1749-6632.2009.04504.x.  Disponible en: https://www.neuroeconomicstudies.org/images/pdf-files/2009/empathy-towards-strangers.pdf 

Moezzi,B.Janda, Rotmann, Using stories, narratives, and storytelling in energy and climate change research.Energy Research & Social Science Volume 31, September 2017, Pages 1-10   Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2214629617302050

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