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En alguna ocasión llegue a leer la siguiente frase “La vinculación academia-empresa en México: ¿Evolución o estancamiento?.

Vivimos en una sociedad en la que debemos obligarnos a innovar para poder sobrevivir a la competencia de un mundo globalizado. El modelo de la triple hélice es uno de los pioneros en mencionar una cooperación en conjunto del sector productivo, sector gobierno e instituciones académicas, aunque por mucho tiempo fueron tratados como organismos ajenos.

En materia de Ciencia, Tecnología e Innovación, México cuenta con dos grandes sectores dedicados a estas áreas, la academia y la industria, los cuales después de haberse desarrollado en su propia vertiente, observaron que la ruta de crecimiento más inteligente y sostenible es la innovación.

¿Y de qué manera se puede innovar si por parte de la academia llega a existir un conocimiento científico protegido y en ocasiones desinteresado por compartir por universidades y centros de investigación, al igual que en la industria se puede presentar una baja demanda de conocimiento, tecnología y recurso humano? Aprovechando la contraparte, academia interesada en divulgación científica, transferencia de tecnología y proyección de sus productos de investigación hacía una aplicación social. Industria basada en el emprendimiento que fomente la creación de nuevas tecnologías.

Para ello, es necesario es necesario implementar la vinculación que trabaja bajo la transferencia de conocimiento. Misma que permita el diagnóstico del potencial de ideas innovadores, la orientación a la comunidad académica, la creación de empresas spin-off provenientes de la academia, la búsqueda de financiamientos, obtención de patentes y manejo de propiedad intelectual, consultoría e investigación y desarrollo bajo contrato sin conflicto de intereses.  

Se necesita la labor de gestores del conocimiento, especializados en la creación de empresas de base tecnológica, capaces de transferir y comercializar tecnologías con base en el conocimiento científico, con un potencial económico capaz de funcionar en un ámbito internacional, que funjan como traductores entre científicos y empresarios para que la oferta académica se convierta en soluciones prácticas, enfocados a satisfacer las necesidades empresariales al circular el conocimiento generado en la academia.

Volviendo a la frase en la que se cuestiona si la vinculación academia empresa ha evolucionado o se ha estancado en México, creo firmemente que la transferencia de conocimiento es una herramienta clave para ver el desarrollo tecnológico de México evolucionar de la mano de industria y academia por igual.

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